

La humedad por condensación representa uno de los problemas habituales en muchos hogares. En sí mismo, si describimos el fenómeno físico de la condensación del agua, tal y como propiamente es, diremos que se trata del proceso en el cual el agua pasa del estado gaseoso al líquido.
Pero aquí vamos a centrarnos en términos más concretos y prácticos, sin entrar en cuestiones propiamente científicas. De manera que veremos la condensación del agua aplicada a los problemas que de ella se derivan en nuestros hogares. Esto es, por ejemplo, como cuando por causa precisamente de esta condensación algunas paredes de nuestro hogar desarrollan molestas y anti-estéticas manchas de moho.
La causa principal que hace que la condensación se produzca es la diferencia de temperatura existente entre el interior y el exterior de una vivienda. Por ello, será más habitual que ocurra en invierno, ya que es entonces cuando la calefacción eleva con más notable diferencia la temperatura interna, en comparación con el frio del exterior.
Una muestra clara de ello la tenemos en los cristales empañados, sobretodo en días de gran humedad ambiental. El aire interior, más caliente, en contacto con el frío del cristal, se condensa y se vuelve agua líquida, de manera que los cristales se llenan de esas pequeñas gotas de agua.
Otra de las situaciones en que puede producirse la humedad por condensación la tendremos también cuando en nuestra vivienda existen paredes que dan directamente al exterior. Esto ocurrirá sobre todo si están orientadas al norte, de manera que apenas el Sol incide en ellas exteriormente durante el día. Son aquellas típicas paredes que habitualmente notamos especialmente frías si las tocamos. Incluso, podemos notarlas húmedas; y esto no será extraño, ya que lo que se está produciendo en ellas es precisamente condensación.
El motivo de que ocurra lo anteriormente descrito es el mismo que lo que causa que los cristales se empañen: la diferencia de temperatura entre el interior de la vivienda y el exterior.
Aunque en estos últimos casos, cuando se trata de paredes, tenemos un problema añadido: la posible aparición de moho.
Si bien a los cristales en sí mismos el agua que produce la condensación no va a afectarles en prácticamente nada, no será así cuando esta condensación se localice en las paredes.
La humedad que la pared expuesta a la condensación va acumulando, junto con la temperatura interior elevada (nos situamos en invierno, cuando estamos usando cualquier tipo de calefacción), van a constituir el ambiente idóneo para que el moho pueda desarrollarse. Debemos recordar, que el moho no es otra cosa que la acumulación de determinados tipos de hongos, y estos necesitan principalmente de la conjunción calor-humedad para existir y crecer.
En los baños pequeños, por ejemplo, y cuando no existe una ventilación adecuada y suficiente, puede producirse así mismo la humedad por condensación. Lo que ocurre es que el vapor producido por el agua caliente, se condensa más tarde en las paredes al enfriarse.
Al no existir, como decimos, la ventilación adecuada, esta humedad se “instala” en esas paredes o en el techo del baño. Esto supone, por tanto, la creación de un campo idóneo para que el moho empiece a hacer su aparición.
También en las juntas de los azulejos podremos detectar la presencia de moho. Esta se produce igualmente debido a esta condensación y a la falta de ventilación antes comentadas.
La cocina también es un lugar en el cual es fácil que la condensación se produzca. El vapor generado por el propio hecho de cocinar, sobre todo cuando se hierve agua, va a condensarse en forma de agua líquida al enfriarse. Si no existe la ventilación adecuada, o no disponemos de una campana extractora que funcione correctamente, esa humedad quedará retenida en las paredes y/o techo, así como en las juntas de los azulejos, si los hubiera.
De nuevo, por tanto, tenemos otra vez un entorno ideal para que el moho pueda desarrollarse.
La tarea de eliminar humedad por condensación no siempre es fácil y de resultados 100% efectivos.
El motivo de ello es que no vamos a poder evitar el hecho de que en el exterior de nuestra vivienda haga frío. Y a su vez, en el interior, para protegernos de este frío, tengamos algún tipo de calefacción. Por tanto, evitar que existan las diferencias de temperatura entre el interior y el exterior de una vivienda nunca va a ser posible.
En todo caso, lo que sí estará en nuestra mano será el intentar minimizar los efectos de lo anteriormente descrito.
Vamos a conocer algunas cuestiones a considerar, si queremos reducir el riesgo de que se produzca condensación en nuestro hogar.
En primer lugar, aquellas medidas más sencillas, que no supondrán ninguna inversión económica en especial. Debemos tener en cuenta de que se trata, principalmente, de consejos que van a ayudarnos a prevenir en cierta manera que se produzca condensación. Sin embargo, no serán soluciones propiamente dichas, con la efectividad de otras medidas que veremos más adelante.
Para ello, cuidaremos, sobretodo en las estancias más susceptibles de sufrir algún tipo de condensación, de que en ellas la temperatura no sea excesivamente elevada. Esto significa, el tener la precaución de que si a 22°C, por ejemplo, ya vamos a sentirnos suficientemente confortables, evitemos el tenerla a 25°C.
Con esta medida, no solamente disminuiremos las probabilidades de sufrir condensación, sino que además estaremos ahorrando energía. Por otro lado, esto es algo que repercutirá positivamente tanto en el medio ambiente como en nuestra economía doméstica.
Esto es básico si queremos si queremos evitar que todo el vapor de agua generado al cocinar se acumule en las paredes y/o el techo de nuestra cocina. Lo contrario, producirá que este vapor al enfriarse se condense en agua. Esto creará la humedad que posteriormente dará lugar a la molesta aparición de moho.
Para ello, por supuesto, la mejor manera es disponer de una campana extractora, y utilizarla siempre en el momento de cocinar.
Si por los motivos que fueran, carecemos de esa campana extractora, intentaremos abrir la ventana o las ventanas, al menos al terminar de cocinar, para que ventile. Si no disponemos de alguna ventana en nuestra cocina, y tampoco de campana extractora, va ser muy difícil que podamos evitar que se produzca la condensación. En ese caso, el riesgo de desarrollar moho en la estancia va ser sumamente elevado.
Veamos ahora, algunos sistemas que van a tener una mayor efectividad a la hora de prevenir y/o frenar la posibilidad de que se produzca condensación.
Estos sistemas van a implementarse en el interior de la fachada del edificio o vivienda. Con ello, se conseguirá, como su propio nombre indica, aislar térmicamente el interior de la vivienda o viviendas. De esta manera, las temperaturas frías del exterior no repercutirán en las paredes interiores.
Existen diferentes metodologías, aunque la idea principal consiste en rellenar las cámaras de aire existentes en el interior de la fachada de determinados productos termo-aislantes. Esto impide que ese aire se enfríe, y transmita el frío a la parte interior de las paredes de la vivienda.
Puede conseguir una detallada información sobre estos sistemas en el siguiente enlace:
En este caso, se trataría crear una separación adecuada entre la pared existente y una “nueva pared” a base de pladur, por ejemplo.
Con ello lo que se pretenderá es distanciar esta pared fría de la parte que realmente va estar en contacto directo con el interior de la vivienda.
Al separar, de la misma manera, la pared original de la nueva pared de pladur, aislaremos a esta primera del contacto directo con la temperatura más elevada del interior. Así entonces, evitaremos el contraste de temperaturas (choque térmico), que será siempre la causa principal de la existencia de humedad por condensación.
Esta cámara de aire resultante, puede rellenarse con lana de roca, o placas de corcho tipo porex. De esta manera, lograremos así un mayor aislamiento térmico, y a la vez contribuiremos también al aislamiento acústico.
Con todo ello, dificultaremos la indeseada aparición de moho en las paredes de nuestro hogar.
La aplicación de estas pinturas (llamadas también pinturas termo-aislantes) logrará un efecto que evitará la condensación, y por tanto la aparición de moho.
La especial composición de estas pinturas, a base de microesferas, permite conseguir, una vez se han aplicado, una especie de “pequeña cámara de aire”. Esto evitará que se produzca en la pared la notable diferencia de temperatura entre el interior y el exterior de la vivienda. En consecuencia, será menos probable que se origine un problema de humedad por condensación.
Revise el siguiente enlace para conocer las mejores pinturas anti-condensación
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